lunes, 1 de diciembre de 2014

Ultras

El último asesinato de un aficionado ultra en manos de otro grupo radical ha abierto el debate, esperemos que de manera definitiva, sobre la necesidad de tomar medidas drásticas sobre estos "aficionados" en el mundo del fútbol.


No es algo nuevo. Los problemas con los ultras vienen de lejos; es una lacra que a mitad de los años 70 comenzó a aparecer en España, que se incrementó en las décadas de los 80 y 90 y que los clubes creían que se había adormecido estos últimos años. Y la violencia en los estadios no sólo viene dada por los grupos ultras, es una actitud muy común en el aficionado español.

La "necesidad"de los ultras

Varios clubes y aficionados defienden y arropan a estos grupos radicales. La creencia de que sin ellos el estadio no anima, que siempre están con el equipo en las buenas y en las malas, que sienten más los colores que cualquier aficionado normal y que si no fuera por ellos el equipo no andaría, es la mayor falacia del deporte. En los últimos años está de moda criticar todo lo que hacen los grandes, pero hay que recordar que tanto F.C. Barcelona como Real Madrid son los únicos clubes de España que han erradicado de sus estadios de manera tajante los problemas con los ultras. Laporta en su momento y Florentino el pasado año, negaron la entrada tanto a los Boixos Nois como al grupo Ultras Sur, aguantando amenazas de muerte a ellos mismos y sus familiares. Estas medidas deben marcar un precedente en el fútbol español, pero también deben ir más allá.

Fuerza en el club

En ocasiones, por no decir siempre, estos grupos suelen tener tratos de favor por parte del club. Viajes gratis, entradas más baratas, accesos a zonas restringidas, salas para guardar y preparar las pancartas, etc. Es cierto que para un presidente puede ser, a priori, beneficioso aliarse con este tipo de "aficionados", pero a la larga saldrá escaldado. Los grupos ultra garantizan a la directiva una defensa a ultranza cuando se ven favorecidos en estos tratos, pero cuando las cosas no son como ellos desean la cosa cambia. No hay que olvidar que ellos sólo defienden sus intereses y que no dudarán en hacer lo imposible por conseguirlo, llevándose por delante a quien haga falta.

No hay afición, sólo ideología

A pesar de que estos grupos parezcan seguidores fervientes de su club, no es más que fachada. Toda organización ultra tiene una ideología política por la que rigen sus normas y sus actos y solamente se enfrentan a aficiones opuestas en ideología, no en rivalidad deportiva. Es habitual ver a integrantes del Frente Atlético (Atlético de Madrid) pasar a Ultras Sur (Real Madrid) ya que sus ideologías son ambas de extrema derecha, aunque sus equipos sean rivales históricos. A estos personajes no les mueve el sentimiento futbolístico, sino el mero hecho de pertenecer a un grupo radical, grande, que mueve masas y que tiene también fines lucrativos. Sin ir más lejos, la batalla vivida este fin de semana se produjo por un enfrentamiento entre dos bandas totalmente opuestas; los Riazor Blues, de extrema izquierda, contra el Frente Atlético, de ideología fascista. Ellos mismos se citan por las redes sociales horas antes del encuentro para saldar cuentas pendientes, uniendo a aficiones afines para la causa (parece que los primeros recogieron a miembros de Bukaneros y Alkorhooligans en la entrada a Madrid) y en muchas ocasiones sin ni siquiera tener entradas para asistir al evento. Últimamente están entrando en estar organizaciones muchos miembros jóvenes que desbancan a los más mayores, sin ninguna afición por el fútbol.

No son sólo aficionados radicales, son bandas organizadas de delincuencia. 

Los grupos ultra, ya sean de izquierdas o de derechas, no son aficionados que se calientan en un momento dado y lanzan una botella. Estos grupos tienen un organigrama, una preparación, un fin por el que moverse y una manera muy definida de actuar. Además, la gran mayoría tiene antecedentes por robos o agresiones.
En estas horas he oído que en general son grupos muy heterogéneos; sí, lo sé. Que no todos los integrantes son delincuentes; seguramente. Y que a pesar de ser un ultra lo del domingo fue una desgracia; o no. Fue una desgracia para su familia, pero no hay que olvidar que este individuo no era un aficionado más que pasaba por allí y al que tiraron al Manzanares. Era un ultra más que iba a lo mismo que iban los que le apalearon. 

Medidas drásticas

Hoy se reunían en Madrid todos los clubes para tratar el tema con la Comisión Antiviolencia y el Secretario de Estado para el Deporte con el fin de tomar cartas en el asunto. Este tema es algo que se les ha ido de las manos y que requiere un análisis profundo. Es cierto que es un problema de la sociedad, que no sólo afecta al fútbol, pero que en estos momentos no pueden mirar para otro lado como han hecho los directivos del Atlético. Y la medida no puede ser solamente prohibirles la entrada a los estadios. Si se les echa del deporte, esta gente seguirá haciendo lo mismo en otro ámbito, en la calle, en las manifestaciones o en otro deporte. La policía sabe quiénes son estos personajes en cada estadio, tienen libritos con sus fotos y saben a qué se dedica cada uno, qué lugares frecuentan, cómo se llaman, etc. Es un problema de Estado.

@CarlosMH87

No hay comentarios:

Publicar un comentario