lunes, 7 de noviembre de 2016

El paso de Leo

Messi ha evolucionado tanto su juego en los últimos años que atrás quedan esas jugadas maradonianas esporádicas para hacer el gol del año (aunque lo siga haciendo). Ahora es capaz de cualquier cosa.

Cuando debutó en Primera de la mano de Rijkaard, el argentino era un jugador pegado a la banda, con un desborde fuera de lo común y un olfato goleador bastante prometedor. En un Barça en auge y con un ídolo como Ronaldinho liderando el equipo, el de Rosario ya empezó a aparecer en partidos importantes haciendo goles antológicos.

Hoy Leo es mucho más que eso. Es capaz de cambiar su posición a su antojo cuando el partido lo requiere, coger el manejo del equipo y dirigir la orquesta. A pesar de su tremenda incidencia en los goles del equipo (sigue promediando más de 40 goles y más de 20 asistencias por temporada), a "la pulga" ya no le hace falta estar cerca del área para marcar la diferencia. Ahora baja al centro, se mete entre líneas, pide el balón y domina el tempo del partido como si del mejor Xavi se tratase. "Messi se pasa el partido caminando, radiografiando la situación en cada instante. Es el jugador que menos corre de La Liga, pero cuando le llega el balón tiene la radiografía completa del espacio-tiempo. Sabe dónde está todo el mundo... Y pam!"

El aporte táctico que le dio Guardiola en sus cuatro años como técnico del Barça le hicieron desmarcarse de la típica estrella, goleadora, mágica y genial, pero anárquica. Leo es el jugador más completo y con más repertorio ofensivo de la historia del fútbol. "Messi es capaz de hacer todo lo que tiene que hacer un futbolista. Lo hace todo y cada tres días. Lo siento por los que intentan ocupar su trono, pero es imposible. Este chico es distinto, es mejor".

Además, la nueva faceta que Luis Enrique le ha dado al equipo saliendo a la contra cuando tiene la ocasión, hace que Leo pueda aprovechar mejor los espacios.
Ayer volvimos a ver un recital del delantero en uno de los campos más difíciles de España. Cuando el equipo iba por detrás en el marcador, bajó, se hizo dueño del balón y empezó a impartir clases de fútbol. Participó en los dos goles del Barça (marcando en uno y asistiendo en otro), pero su magnitud se vio en cada jugada.

Como un día dijo Pep: "No escribas sobre él, no trates de describir lo que hace; simplemente míralo".

@CarlosMH87

martes, 18 de octubre de 2016

Otra vez Pep

Dos temporadas después de su última visita al Camp Nou y cinco desde su adiós al club de sus amores, Guardiola volverá a pisar el césped que le vio hacerse eterno.

Podríamos pensar por lo visto en su vitrina particular, que después de marcharse de Barcelona, el catalán apenas ha progresado como gestor de un grande. No consiguió la hegemonía europea del Bayern y su estilo no caló del todo en la cultura bávara. Pero analizando profundamente cada año, sacamos aspectos que nos van dejando claro que no sólo triunfó en el Barça y que lo hará en cada banquillo que dirija.

Un año sabático en Nueva York, viendo, hablando y viviendo fútbol con gente influyente y tres en Múnich donde, a pesar de no levantar la "orejona", dio aire nuevo a un equipo conocido por su eficacia, su fuerza y su velocidad, pero falto de ideas frescas, y que asentó en su supremacía germana por encima de un BVB que amenazaba el trono tras sus últimos batacazos. Hoy, de la mano de Ancelotti, podemos ver un Bayern con la huella de Pep en cada partido, y eso es un legado enorme. El juego de posiciones tan característico de su Barça, hacer de Javi Martínez un central aventajado cuando apenas tenía los mecanismos de pivote, dar las riendas del equipo a un mediocentro creativo con aires brasileños y visión española por encima del tanque típico alemán, convertir a un casi jubilado Lahm en "todocampista" y descubrirnos a dos joyas del futuro como Joshua Kimmich y Sebastian Rode son solo algunos de los regalos que le dejó al bueno de Carlo y a toda Alemania.

Y a su paso por Alemania debe estar dándole vueltas ahora el de Sampedor en el hotel. En Barcelona todavía se recuerda con mofa el destrozo que Messi hizo a Boateng y el baño futbolístico que a Luis Enrique le sirvió para igualar su triplete. En esa ocasión Pep pecó de pardillo y un Barça con su sello y la mejora de la rabia de Lucho a la contra le mandaron a casa con una humillante derrota. Los catalanes fueron superiores en todo y Guardiola no tuvo más que dar la mano y felicitar. Pero la oportunidad de revancha en el fútbol siempre se da, y Pep la estaba esperando con ganas.

Tras apenas tres meses de competición en la Premier (todos decían que allí no podría ser superior) tiene al City líder, pero sobre todo y mucho más importante, con un estilo de juego reconocible para un equipo que a pesar de sus millonarias estrellas, no transmitía apenas sentimiento. Con la posible baja de Sagna por problemas físicos, es más que seguro que veamos alguna sorpresa de Guardiola en el Camp Nou y aquí es donde se pone interesante la cosa. Defensa de tres, presión a la salida de balón de Busquets, atacar el lado de Sergi Roberto para probar su verdadera vocación de lateral, marcaje especial a Messi. Hagan sus apuestas porque mañana es un día grande.

Mañana sentiremos ese extraño vacío al ver a Pep en su casa pero en otro banquillo. Otra vez.

@CarlosMH87
Foto: mundodeportivo.com